El incesante andar de las mareas desperdiga retazos a su antojo, misterios sin
abrir, hojas de un tiempo que claudica -tal vez- indiferente.
Una gaviota encuentra algún tesoro, fisgonea
mi andar. No la perturbo, vuelvo sobre mis pasos, buscando yo también cierto punto de encuentro, donde
anidar mis ojos y mis ansias.
Siguiente poema
Anterior
|
 |
MAREA
|
 |
|
 |
|
|